Emprender es una cuestión de actitud. Quien dictamina si eres o no una persona válida para desempeñar esta exigente tarea eres tú. El éxito no es para siempre y el fracaso no significa el final. Unas veces se gana y otras, se aprende. De la necesidad surge la creatividad y lo que cuenta, el ADN de todo emprendedor, es el valor de continuar hacia adelante.