La alimentación crea salud y la maternidad/paternidad nos brinda la oportunidad de mejorar la nuestra adquiriendo nuevos hábitos alimenticios (si todavía no lo habíamos hecho).
A partir de ahora y a través de diferentes posts que encontrarás en la sección de nutrición de earlychildfood.com te iré facilitando distintas recetas fáciles y nutritivas para compartir con nuestros hijos y disfrutar de la hora de comer en familia, aderezadas con entrevistas y consejos de profesionales expertos en una alimentación consciente.
Con la llegada de las altas temperaturas, el riesgo de deshidratación se agudiza; así, el primer post de esta nueva sección en el blog está dirigido a las recomendaciones para estar bien hidratados en verano.
Si nosotros, los adultos, estamos constituidos por un 70% de agua, este porcentaje en los niños asciende hasta alcanzar el 85% (95% en el caso de los bebés), con lo que el riesgo de deshidratación es mayor debido a que por la inmadurez de su organismo, los mecanismos de regulación aún son débiles.
En verano, por tanto, es imprescindible aumentar la cantidad de agua que consumimos. Si normalmente ingerimos una media de dos litros ahora necesitaremos más porque aunque no lo parezca, perdemos muchísima.
En el caso de los bebés, sabemos que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los dos años o más. En verano, la lactancia materna a demanda se acentúa con lo que lo mejor que podemos hacer es guardar el reloj en un cajón y ofrecerle el pecho a nuestro hijo cada vez que lo precise y el tiempo que necesite.
Una vez ha cumplido el año, son los propios niños los que empiezan a pedirnos agua, siendo ésta habitualmente una de las primeras palabras que incorporan a su vocabulario; el instinto de supervivencia es sabio. No obstante, y como así nos recomienda Natalia Croissier, terapeuta nutricional y responsable del proyecto Alimentación Konsciente, pidan agua o no, en verano es recomendable ofrecerles cada dos horas.
El consumo de agua en los niños se calcula atendiendo a su peso, recomendándose una ingesta media de 50-60 ml. por cada kilo de peso. Agua que se traduce en leche materna, fruta entera, batidos integrales, licuados, polos de frutas… Las posibilidades en este sentido son infinitas.
Es posible incluso sustituir una de las comidas principales por un batido si se añaden dos o tres frutas, semillas de cáñamo, frutos secos o cereales más un aguacate, que es una grasa de fantástica calidad y que sirve para saciar el hambre o leche vegetal (la de coco está deliciosa) con un poquito de limón y jengibre que además de mantenernos hidratados, nos aportan muchísimos nutrientes.
Nos explica Natalia Croissier que los alimentos son indispensables para la vida y suministran al organismo energía y nutrientes necesarios para la formación, crecimiento y reconstrucción de los tejidos. La nutrición es consecuencia de los alimentos que componen la dieta y de su proporción. Por este motivo la alimentación se considera adecuada y saludable cuando es suficiente para cubrir las exigencias y mantener el equilibrio del organismo.
Hablamos de formación, crecimiento y reconstrucción de tejidos en niños, pero también en adultos; parece que lo comprendemos muy bien en su caso, prestando especial atención a lo que comen y sin embargo, nosotros, que somos un ejemplo para ellos, nos descuidamos.
Nos preocupamos por la hipoteca, el trabajo, el coche, recoger a los niños del colegio, llevarlos a clases extraescolares, etc, y nosotros ¿Nosotros? ¡Ya comeré cualquier cosa! Cuántas veces habrás pronunciado o escuchado esa frase…
“Todas las células se renuevan a partir de los alimentos que proporcionamos al organismo. No hay ninguna parte del cuerpo que tenga más de siete años” explica Natalia Croissier. Es como cuando compras una casa, si inviertes o no en una edificación de buena o mala calidad, te durará más o menos tiempo. “Parece que cuando hablamos de nuestro cuerpo perdemos el sentido común” explica la nutricionista.
Nuestro organismo envejece y la velocidad con la que lo haga dependerá de los materiales con los que se reconstruye día a día. Por lo tanto, la nutrición poco o nada tiene que ver con saciar el hambre, la nutrición crea salud como comentaba al inicio del post e implica comer con consciencia.
El cuerpo es el único vehículo que tenemos para transitar por la vida, la calidad de nuestro viaje dependerá de los materiales que utilicemos. La alimentación influye en absolutamente todo; desde la vitalidad hasta la forma en la que nos enfrentamos a una enfermedad, nuestras relaciones personales y profesionales, el carácter o incluso, el estado de ánimo. Somos lo que comemos.
¿Te apuntas a nutrirte con atención plena? Pues te espero en la nueva sección de nutrición del blog.
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