Estar contigo es importante para mí
Los niños suscitan en nosotros emociones amplias y profundas. Desde alegría, seguridad y deleite, a preocupación, miedo o frustración. Las mamás que asistimos a la primera reunión del Club de Lectura, una iniciativa puesta en marcha desde earlychildfood.com en colaboración con Supersapiens, coincidimos en que la culpa es una emoción recurrente y a menudo nos preguntamos si lo estaremos haciendo bien ¿También os sucede?
Todos nos esforzamos en hacerlo lo mejor posible pero es cierto que la realidad, como expone el libro que analizamos este mes El niño feliz. Su clave psicológica de la autora Dorothy Corkille, puede hacernos perder la confianza en nosotros mismos como padres. Las que somos primerizas, como es mi caso ¿habíamos idealizado la maternidad?
La autoestima –entendida como un silencioso respeto por uno mismo– centró gran parte del debate y en concreto, cómo la trabajamos en casa. “Todo padre que se preocupe por sus hijos debe ayudarlos a creer firme y sinceramente en sí mismos. Todo niño se valora a sí mismo tal como haya sido valorado” expone Dorothy Corkille en el libro.
Los niños son extremadamente sensibles al grado de atención concentrada que reciben. “El amor se manifiesta vividamente cuando brindamos verdaderos encuentros y seguridad psicológica” expone el libro. Las mamás y papás que han seguido la lectura del libro a lo largo del mes de febrero encontraron bastante ilustrativa la conversación de la página 85 en este sentido.
A este respecto, Victoria, una de las participantes del grupo de Facebook que hemos creado para el Club de Lectura apuntaba lo siguiente:
“La autoestima es uno de los aspectos que más nos preocupa a muchas familias y a veces surgen dudas acerca de cómo hacerlo para que nuestros hijos crezcan en un ambiente sano y realmente enriquecedor”.
En este sentido Laura exponía:
“En casa trabajo la autoestima dándole libertad a mi hijo, confiando en él. Solo tiene un año pero no me gusta andar detrás de él continuamente y decirle constantemente así no, así sí… Le ayudo cuando me lo pide pero confío en él y en sus capacidades y eso está trayendo cosas positivas: come solito, camina con confianza, es muy resolutivo…”.
Y vosotros, mamás y papás ¿cómo lo hacéis?
El consejo que nos da la autora del libro parece sencillo… Lo importante es transmitir a nuestros pequeños que “estar contigo es importante para mí”.
La clave: concentrarnos en el aquí y el ahora. Haciendo referencia a esta cita, Laura añadió que el libro le ha ayudado a ser más consciente del valor de los momentos que pasa con su pequeño. “Centrarme en él, en nuestro momento, y prestarle toda mi atención es algo que he empezado a poner en práctica con la lectura de El niño feliz. Su clave psicológica”.
Otro de los temas que centró el debate de la primera reunión del Club de Lectura fue el fenómeno de los espejos y cómo los niños se mantienen particularmente atentos a los estados emocionales de la madre. “Cuando estamos apuradas o tensas, se muestran exigentes y poco pacientes. Cuando estamos tranquilas, se comportan de manera pacífica y apacible” expone la autora ¿También os sucede?
Somos un espejo psicológico que nuestros hijos emplean para construir su propia identidad. En este sentido, Reme, una de las mamás que asistió al encuentro en Supersapiens hacía la siguiente reflexión:
“Es reconfortante cómo ese fenómeno de los espejos podemos aplicarlo también de madre a madre en este caso… No podemos ser perfectos y todas las preocupaciones que nos rondan en torno a la maternidad son prácticamente las mismas; poder compartirlas, siguiendo el hilo de la honestidad de la autora del libro, ayuda a que todo sea más llevadero, menos exigente, más sano” expuso.
La empatía, la comprensión, la honestidad y la confianza, son fundamentales en la crianza. Cuando las emociones –positivas o negativas– se presentan, escuchar con empatía, aceptar los sentimientos y proveer de válvulas de escape aceptables es la fórmula para manejar positivamente los sentimientos ¿Cómo se consigue? A través de la comprensión, que es el lenguaje del amor y ésta sólo se logra mediante la atención activa que Dorothy Corkille define como “prestar atención sensible a los mensajes verbales y no verbales”.
Para entrenarnos en la técnica de atender a la información que transmitimos a través de nuestro cuerpo y con nuestros gestos, Reme nos recomendó el libro La comunicación no verbal de Flora Davis.
Aceptar los sentimientos de nuestro hijo significa permitirle que experimente sus emociones sin juzgarle. Parte importante de la aceptación de las emociones consiste en librarnos de las categorías “bueno y malo”. La atención activa consiste por tanto en considerar el punto de vista del otro con respeto y comprensión ¿Lo ponemos en práctica?
Apunta la autora que la expresión de los sentimientos necesita que se la limite de acuerdo con:
• Cierta gente: las personas que sean capaces de comprender empáticamente (no lo haremos en la calle, en mitad del supermercado…).
• Ciertos momentos: las horas que resulten apropiadas (quizás convenga dedicar alguna franja del día a tratar estos temas… De camino al cole, al regresar a casa, una charla después de comer, antes de cenar, siempre con atención plena…).
• Ciertos lugares: la privacidad de la familia en este sentido es fundamental.
No es conveniente intentar ayudar a nuestro hijo a expresar sus sentimientos cuando nuestras presiones externas o internas no nos permitan escucharle con honestidad. Nada peor que la empatía fingida, puesto que ella mina la confianza, piedra fundamental de las relaciones que nos alimentan ¿Qué podemos hacer en estos casos?
“Sé que necesitas hablar pero en estos momentos no puedo atenderte. Apenas ponga en orden mis propios sentimientos, trataré de ayudarte con los tuyos” cita como ejemplo la autora.
¿Practicamos este tipo de conversaciones tan honestas en casa y con nuestros hijos?
Los beneficios de la liberación de los sentimientos y en concreto, la aceptación de los sentimientos negativos, brinda alivio emocional, evita la represión y enseña al niño que sus sentimientos no le hacen perder valor.
Una regla básica acerca de la conducta humana es que los sentimientos negativos son anteriores a los actos negativos. A menudo nos concentramos en el acto e ignoramos los sentimientos que lo causaron. En el caso concreto de la ira, una de las emociones más difíciles de gestionar, sabemos que existe un sentimiento subyacente.
Los que tenemos niños pequeños habremos escuchado hablar a menudo de las rabietas (personalmente no me gusta este término)… Con frecuencia los seres humanos transformamos en ira nuestros sentimientos primarios de preocupación, culpa, decepción, rechazo, injusticia, incertidumbre, confusión… Los niños, también. Sería interesante observar nuestros sentimientos y emociones la próxima vez que experimentemos ira. Probablemente nos ayude a gestionar mejor la próxima rabieta de nuestro hijo. “Saber que la ira cubre una emoción anterior nos ayuda a manejarla con más eficiencia” expone Dorothy Corkille. Ocurre a menudo que cuando uno desconoce este hecho, es proclive a responder de forma directa y echar más leña al fuego.
¿Habéis reflexionado sobre esta posibilidad con alguna experiencia personal? No solo con nuestros hijos, también con la pareja, un familiar, un amigo, un compañero de trabajo… Cuando se produce un enfado ¿tendemos a acrecentarlo o a apaciguarlo? Es interesante analizar la tendencia para en el caso de echar más leña al fuego, intentar poner remedio en casa. Recordemos el ejemplo de los espejos y lo que nosotros significamos para nuestros pequeños…
“Cuando aceptamos la ira por medio de la atención activa, los niños nos conducen al sentimiento subyacente” señala Dorothy Corkille.
Prestemos más atención al próximo conflicto y si te apetece podemos comentarlo en la próxima reunión. El próximo libro elegido para el Club de Lectura es Viaje al Cerebro del Niño de John Medina y la reunión en Supersapiens está prevista para el próximo día 15 de marzo ¿Te apuntas? Para más información, estaré encantada de atenderte en carla@earlychildfood.com
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